El declive de la arquitectura clasicista se inició en la primera mitad del siglo XIX debido a que el Neoclasicismo del siglo XVIII, impuesto por la Academia, limitaba la creatividad del arquitecto a las normas clásicas. La mayor ambición del siglo fue la de crear un estilo. El eclecticismo historicista el que rompa el rígido esquema académico permitiendo la creatividad y libertad compositiva. El eclécticismo (del griego eklego, escoger), define la actitud de compaginar diferentes estilos históricos. Un revival cargado de connotaciones moralizantes en busca del modelo ideal.
Diferentes motivos impulsaron esta nueva actitud. Por un lado, el interés surgido en torno a la arqueología; por otro, la desconfianza del Romanticismo hacia la razón y con ello hacia el estilo clásico, que asociado a la idea de racionalidad dio paso al interés por las arquitecturas medievales que rompían el canon del clasicismo,y por último, el proyecto del Imperio Napoleónico de ocupar Europa y extender el estilo clásico como consecuencia, contribuyó a la aparición de sentimientos nacionalistas en todos los países ocupados que incitaron a la búsqueda de estilos autóctonos.
Una peculiaridad de los eclécticos fue la posibilidad de elegir aquella opción que a gusto del arquitecto mejor se adaptase a sus fines, pudiendo construir a la vez en diversos estilos sin aparentes problemas de coherencia estilística. No hay que olvidar que en la formación y desarrollo de estos estilos medievales está siempre presente la necesidad de crear algo nuevo, un estilo moderno. Para ello también van a aprovechar los hallazgos tecnológicos de la sociedad industrial y de la arquitectura del hierro.
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